La Casa del Niño y su pozo conforman una de los tantos restos de edificaciones que encontramos en el monte Segària. Aunque su estado de conservación es deficiente, utilizando nuestra imaginación y el esbozo que nos muestra el panel informativo, el visitante podrá ver cómo era la vida en estas tierras en épocas anteriores y comprobará que no era ni mucho menos fácil.

La casa contaba con unas condiciones mínimas de habitabilidad que se complementaban con el pozo. Una familia de agricultores podía subsistir básicamente con el cultivo de uva para posteriormente ser transformado en pasa, la cual les servía para hacer intercambios por otros productos de primera necesidad, exportación…

Respecto a los campos de cultivo que allí se encontraban, se aprecian en algunas zonas restos de los antiguos bancales que se hicieron para retener mejor la tierra durante la época de lluvias, y así aprovechar mejor el agua, ya que obviamente aquellas épocas no había ningún tipo de riego auxiliar para complementar la lluvia.